Al igual que para manejar cualquier otro vehículo, para ser piloto es necesario pasar una serie de pruebas físicas y psicotécnicas cuya superación es imprescindible para conseguir la licencia de vuelo. Si bien las pruebas para piloto de avión son algo más complejas que para otros vehículos, no son algo que cualquier persona con unas condiciones físicas normales no pueda conseguir. Dependiendo del tipo de licencia a la que se quiera optar el reconocimiento será más o menos exhaustivo, siendo Clase II para las licencias de carácter privado y Clase I (Certificado médico clase 1) para las profesionales como la CPL o ATPL (ATPL Frozen). En España, el organismo encargado de conceder este tipo de licencias y establecer los requisitos psíquicos y físicos necesarios, es la Dirección General de Aviación Civil, que vela porque l@s futur@s pilotos profesionales cumplan con las mejores condiciones físicas y mentales.
Para ser piloto de avión en España es requisito indispensable disponer de este certificado médico antes de matricularse en cualquier curso de piloto de avión.
El objetivo de la revisión es evaluar la capacidad psico-física del solicitante, de forma que cumpla una serie de condiciones necesarias para realizar su trabajo de forma segura y eficaz, así como prevenir una incapacitación aguda durante el vuelo o una incapacitación crónica precoz. Por todo esto, no sólo se tienen en cuenta enfermedades o lesiones, sino también las secuelas que puedan derivarse de ellas.
Sin embargo, es importante distinguir entre un no apto definitivo y uno temporal. Una lesión cardíaca, padecer ataques epilépticos, o el daltonismo son causa de una denegación definitiva. Por otro lado, un colesterol alto, una anemia o cualquier otra circunstancia reversible, da como resultado una denegación temporal revisable.
Igualmente, se presta especial atención al perfil psicológico del aspirante. Una personalidad depresiva, tendente a entrar en pánico, inestable o paranoica, determinará un no apto irreversible.
Así pues, se analizan los siguientes aspectos:
Esta prueba se realiza cada cinco años hasta la edad de 30. De los 30 a los 40 será cada dos años, para pasar a ser anual una vez cumplidos los 41. Con ella se analiza el ritmo cardíaco para detectar cualquier anomalía que, debido a los cambios de presión que se producen en un avión, incapacite al aspirante. Personas con un trasplante de corazón o de pulmón, by-pass, alteraciones vasculares o algún aneurisma no serán consideradas aptas para la obtención del certificado médico, ya sea de Clase I (pilotos profesionales) como de Clase II (Piloto privado).
Para comprobar que los pulmones no tienen ninguna afección. Dado que la actividad de vuelo se realiza en las capas altas de la atmósfera, y aunque las cabinas de los aviones mantienen artificialmente una presión atmosférica superior a la del exterior y similar a la de cotas más bajas, resulta imprescindible que el/la piloto no presente anomalías en su sistema respiratorio. Algunas dolencias, como el asma, requieren pruebas más específicas para evaluar el alcance de tal insuficiencia en cada caso concreto.
Se revisará la nariz, oídos, garganta y boca y se realizará una audiometría para verificar que la audición es la correcta para pilotar un avión de forma segura. Esta prueba se repetirá cada cinco años para aquell@s pilotos menores de 40 años, y cada dos años una vez superada esta edad.
En el reconocimiento inicial se realizará un test ocular completo en el que se determinará la agudeza visual. Este examen incluirá el test de Ishihara para comprobar que no se padece ninguna alteración de los colores. Anomalías como el daltonismo o una miopía severa pueden dejarnos fuera de la carrera de piloto. Aún así, en el caso del daltonismo, se puede optar a las licencias de carácter privado, pudiendo volar con restricciones (solo de día y sin instrumentos).
En el caso de presentar alguna alteración visual de tipo refractario (miopía, astigmatismo, presbicia, etc…) que haga necesario el uso de gafas, se estudiará cada caso en particular. Se puede ser piloto con gafas. La normativa vigente admite cierto grado de alteración visual. Así, en la evaluación inicial, los valores aceptados en cuanto a la cantidad de dioptrías varían según el error de refracción. Por ejemplo, se acepta un error de refracción de +5 a –6 dioptrías; un error de refracción + astigmatismo no deberá superar las 2.0 dioptrías o, en el caso de la anisometropía el valor deberá ser inferior a 2.0 dioptrías. En cualquiera de los casos, en el certificado médico se indicará que debemos volar provistos de gafas.
Los problemas gastrointestinales, o enfermedades relacionadas, son causa de denegación del certificado medico apto. Este certificado debe acreditar que la persona no sufre de alguna hernia incapacitante, así como ninguna enfermedad intestinal crónica.
En esta prueba medirán la postura estática y el equilibrio, con los ojos abiertos y cerrados. Aunque no se requiere tener un físico concreto, aquell@s pilotos que vayan a ejercer en las Fuerzas Aéreas deberán cumplir unos requisitos mínimos de estatura y de longitud de brazos y piernas. Esto se debe a que las dimensiones de la cabina de un caza de combate son bastante reducidas y, en caso de emergencia, el cuerpo del piloto no debe ofrecer obstáculos al sistema de eyección de la aeronave pues se corre el riesgo de lesiones graves en extremidades o en la cabeza.
Que verifique la ausencia de infecciones o enfermedades.
En caso de embarazo, se podrá pilotar sólo hasta la semana 26 de gestación (6-7 meses), siempre bajo la supervisión de autoridades médicas que aprueben seguir con la actividad.
Que descarte cualquier tipo de afección renal y para comprobar que no existen restos de sustancias estupefacientes.
Especial atención se presta al perfil psicológico del/la aspirante que tendrá que pasar distintos tests que acrediten que está psicológicamente capacitad@ para operar con seguridad.
Los test psicotécnicos para piloto comercial son los siguientes:
Por otro lado, las enfermedades de patología psíquica, agudas o crónicas, dan como resultado un “no apto” para la actividad de vuelo. Así, se realizan análisis para controlar todo tipo de desorden que pueda estar relacionado con el alcohol o el consumo de sustancias estupefacientes. Igualmente, personas con historial de depresión, bipolaridad, trastornos de personalidad o con antecedentes de autolesión serán declaradas no aptas. El/la especialista deberá, a través de pruebas tales como la Escala de ansiedad de Hamilton o el Cuestionario de Goldberg del trastorno bipolar, certificar que no existe ningún trastorno neurótico, de personalidad, de ánimo o comportamiento, así como desórdenes relacionados con el consumo de alcohol o sustancias estupefacientes que deriven en un “no apt@”.
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