P.– ¿Qué licencias tiene usted?
R.– Tengo la licencia de piloto comercial de avión, lo que me permitirá trabajar como piloto en cualquier aerolínea de Europa.
P.– ¿Cómo fue su formación y en qué ha cambiado a la actual, si lo ha hecho…?
R.– Yo estudié en World Aviation, que en aquel momento era la escuela de vuelo de helicóptero. Junto a mi compañero Álvaro, fuimos los dos primeros alumnos de avión que tuvo la escuela. Compartir escuela y las impresiones de vuelo con alumnos de ambas categorías fue enriquecedor, ya que, aparte de compartir mucho tiempo juntos, nos turnábamos en hacer los vuelos de travesía en avión o en helicóptero. Eso la verdad que estaba bastante guay porque, a diferencia de cuando volábamos en avión, en el helicóptero nos metíamos prácticamente en cualquier lado.
Tampoco diría que haya cambiado mucho la formación. La aviación en ese aspecto es muy conservadora. Si algo funciona, no lo cambies. Quizás en lo que se hace más hincapié hoy en día es en el aspecto psicológico del piloto y cómo cosas ajenas al vuelo pueden hacer que estés distraído y no estés al cien por ciento.
P.– ¿Cuál ha sido el vuelo más divertido y más complicado que ha realizado?
R.– He tenido bastantes vuelos divertidos, pero sin duda, lo que guardo con muchísimo cariño son los vuelos con mi instructor Javi y los vuelos en formación que hacíamos cuando nos íbamos de travesía larga a nuestra otra base operativa en Málaga. La verdad que es todo un privilegio despegar los días nublados, ascender entre los huecos de las nubes y notar cómo el sol te calienta la cara.
Por suerte, situaciones complicadas no he tenido muchas. Únicamente alguna vez que, al llegar a Cuatro Vientos, hacía un poco más de viento del que estaba previsto, pero nada fuera de lo normal. En ese aspecto, nuestra máxima siempre ha sido: “Mejor estar en tierra deseando estar en el cielo, que estar en el cielo deseando estar en la tierra”.
P.– ¿Quién ha sido su referencia en el mundo de la aviación?
R.– Desde pequeño, mis dos abuelos. Uno de ellos fue piloto de helicóptero de la Armada y el otro fue de los primeros en volar una Bucker en el aeroclub de Santiago, donde conoció a mi abuela.
He de reconocer que he tenido mucha suerte de trabajar donde trabajo. El jefe de instrucción, el gerente de la empresa y todo el equipo de instructores son personas por las cuales siento una profunda admiración tanto como profesionales del sector como personas. Todas ellas han aportado a que saque lo mejor de mí.
P.– ¿Cuál es su labor en World Aviation?
R.– Empecé en el área de drones de la empresa, hace unos años ya. En este momento, si tuviera que ponerle nombre a mi cargo —cosa que detesto—, sería Jefe de Operaciones, adjunto de jefe de instrucción y responsable del entrenamiento para las habilitaciones de tipo de Airbus A320/A330. Mi día a día consiste en supervisar las operaciones aéreas de la escuela, revisar normativa y ayudar al jefe de instrucción con los manuales. El tiempo que me sobra en el día procuro estudiar para las pruebas de compañía.